(Español) El Desarrollo de la Competencia Financiera. Reto educativo y empresarial.
Uno de cada seis jóvenes españoles de 15 años (16,5%) tiene dificultades para resolver asuntos financieros sencillos en desarrollo, tales como entender una nómina, priorizar gastos domésticos o comparar el precio de dos ofertas comerciales. Ésta es una de las conclusiones del Programa Internacional de Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2012 de la OCDE, que se presentó durante el pasado mes de julio, y que mide, por primera vez de manera específica, la competencia financiera.
De un total de 18 países, España ocupa el puesto decimotercero con una puntuación de 484. El ranking lo encabezan de manera muy destacada los chinos de Shanghai, con una puntuación de 603.
La verdad es que nuestros jóvenes tienen bastante mérito; porque si miramos el esfuerzo que el sistema educativo ha realizado en formarles en finanzas, de los 18 países incluidos en el estudio, España es el que menos formación financiera ofrece a sus jóvenes. También estamos en el último puesto en lo que se refiere a formación recibida por el profesorado en este ámbito.
Las finanzas, las grandes olvidadas.
Llama la atención que en un sistema educativo como el nuestro, que ha dado tradicionalmente tanto peso a los conocimientos, las finanzas hayan quedado absolutamente olvidadas. Nuestra Educación prestaba una atención esmerada a aspectos como la clasificación de las especies animales, los principales ríos y sus afluentes, y la tabla periódica de elementos. Sin embargo, ha obviado explicar cosas tan básicas y necesarias para la vida como lo que es un tipo de interés, un préstamo hipotecario o un seguro de vida.
Esta falta de formación financiera de base es la que explica muchos comportamientos de los españoles, tan diferentes de nuestros vecinos europeos. Sólo la ignorancia explica:
Nuestra preferencia irracional por el acceso a la vivienda en propiedad, que hace que la relación precio de la vivienda – coste del alquiler, sea el doble de la europea, haciendo de la compra de la vivienda un negocio más que cuestionable.
La diferente composición del ahorro de las familias, mucho más orientada al depósito bancario, que a otras alternativas como los fondos de inversión o los seguros de rentas mucho más atractivas desde el punto de vista financiero-fiscal.
El déficit de previsión y las carencias en la planificación del legado que se producen incluso en familias de nivel económico medio – alto.
La falta de competencia financiera también afecta a los mayores
¿Qué pasaría si hiciéramos una evaluación similar a la de PISA entre directivos no financieros y empresarios españoles? Estoy convencido de que los resultados serían tan desalentadores para nuestro país como lo son los del Informe PISA. Por nuestro contacto cotidiano con directivos no financieros y empresarios, vemos las dificultades que muchos de ellos tienen a la hora de ejecutar procesos financieros básicos como elaborar un presupuesto, realizar una previsión de tesorería o comprender todos los costes asociados a una determinada inversión. Y esto supone un hándicap tremendo para la productividad de nuestras empresas.
Decía Jacques Cousteau que existen tres fluidos vitales: el agua, el aire y el dinero, y que hay que saber moverse en los tres. Un directivo sin competencia financiera no puede realizar previsiones ni tomar decisiones acertadas.
Durante estos últimos años, muchas empresas han puesto el foco en el desarrollo del Liderazgo de sus directivos, y han desarrollado ambiciosos programas de formación y desarrollo, combinando la formación experiencial con metodologías más impactantes, como el Mentoring y el Coaching.
Sin embargo, la falta de competencia financiera se ha pretendido resolver por medio de la realización de cursos en Finanzas para no Financieros; en muchos casos en tediosos formatos online.
Pero el desarrollo de la competencia financiera no se resuelve sólo por medio de cursos. No es un problema exclusivamente de conocimientos. Al igual que el resto de competencias, la competencia financiera está integrada también por habilidades y actitudes. Por lo tanto, su desarrollo no se realiza en las aulas, sino en el día a día del profesional. Para ello, es esencial contar con programas específicos de desarrollo que combinen acciones de formación, mentoring y actividades de aprendizaje informal. Programas que aseguren un cambio real en la conducta del directivo.
Formar a nuestros jóvenes en Finanzas es una prioridad. Les hará ciudadanos más capaces, responsables y felices. El sistema educativo ha reaccionado. Con la implantación de la LOMCE (Ley Orgánica 8/2013), en primaria se están enseñando a los alumnos conceptos básicos en relación con el valor del dinero, el ahorro y el presupuesto personal. En Educación Secundaria, se han introducido la Economía y la Iniciativa Empresarial.
Desarrollar la competencia financiera de nuestros directivos y empresarios es, si cabe, más importante aún. Contribuirá a mejorar el funcionamiento y la toma de decisiones de nuestras compañías. Por ello, el desarrollo de la Competencia Financiera tiene que ser uno de los ejes clave de los planes corporativos de formación y desarrollo durante los próximos años.
Sin duda, es una de las mayores contribuciones que las Direcciones de Formación y Desarrollo pueden hacer para mejorar el funcionamiento de las empresas y la productividad de la Economía Española en su conjunto.
Socio Director
Moebius Consulting



