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De cómo tener a la mitad de los Beatles en una clase y no darse cuenta
La anécdota la cuenta Ken Robinson a partir de sus conversaciones con Paul McCartney.
En los años 50 Paul McCartney asistió a un programa de música en una escuela de Artes Escénicas en Liverpool. A la pregunta de si alguien vio en él un talento especial para la música Paul respondió que no, nadie vio nada especial en él. En esa misma clase, haciendo el mismo programa de música había otro joven llamado George Harrison. Tampoco nadie vio ningún talento en él. Acabaron el programa y nadie se enteró de que habían pasado por allí.
En resumen, años antes de que los Beatles existieran, a finales de los 50, hubo un profesor de una escuela de artes escénicas en Liverpool que tuvo a la mitad del grupo en un curso y no vio nada especial en ellos. ¿Cómo medimos el éxito de un profesor?
Esta sencilla anécdota tiene gran cantidad de implicaciones en la expresión del talento.
Algunas hacen referencia a cómo observamos el talento en la enseñanza en una institución educativa o en la actividad profesional en las empresas. Porque el talento es algo profundo, que en sus fases iniciales, antes de encontrar un camino de realización, se manifiesta por pequeñas señales. El profesor de la escuela como el manager de una empresa pueden representar a quienes están orientados a su propia tarea sin observar las señales de energía, interés o facilidad natural en determinadas cosas que transmiten las personas. Ambos, el profesor y el manager, trabajan con talento humano y no con máquinas.
Otras implicaciones tienen que ver sobre las condiciones que requiere el talento para que se empiece a manifestar. Tuvieron que encontrarse pocos años después no ya dos, sino cuatro jóvenes de Liverpool, movidos por un interés propio y no impuesto por una escuela, que consistía en experimentar nuevos caminos desde la música rock and roll. En su camino encontraron un manager y un productor que les ayudaron a desarrollar su potencial.
¿Cómo podemos crear las condiciones para que el talento se muestre y no se pierda?. ¿Cómo podemos observarlo en las personas, estimularlo poniéndolos en contacto con nuevos entornos y personas, ayudar a generar un interés que “sople desde dentro”?. Esas son algunas de las preguntas que los profesores de los centros educativos y managers de las empresas no deben dejar de hacerse como parte fundamental de su trabajo y de su éxito.



